VALDEMORILLO
Valdemorillo es un municipio de la zona oeste de la Comunidad de Madrid (España), situado a 42 km de la capital y a 13 km de El Escorial. Limita al norte con esta localidad, al oeste con Robledo de Chavela y Navalagamella, al este con Colmenarejo y al sur con Villanueva de la Cañada y Quijorna.
Entre sus principales núcleos de población se encuentran las urbanizaciones Mojadillas, El Paraíso, Pino Alto, Jarabeltrán, Puentelasierra, Las Charquillas, La Esperanza, Montemorillo, Parque de las Infantas, La Pizarrera, Mirador del Romero, Mirador de Pino Alto, Los Barrancos y Cerro Alarcón I y II, esta última compartida con Navalagamella. Sus carreteras más importantes son la M-600, que une El Escorial con Navalcarnero, y la M-510, que va desde Galapagar hasta Chapinería.
Valdemorillo es uno de los máximos abastecedores de agua potable de la Comunidad de Madrid. En este pueblo se localiza parte del embalse de Valmayor, que también inunda los municipios de El Escorial y Colmenarejo. Se trata del segundo pantano de mayor capacidad de almacenaje de la región madrileña, después de El Atazar.
Su término está incluido parcialmente dentro del Parque Regional del curso medio del río Guadarrama y su entorno. También forma parte del itinerario turístico conocido como Ruta Imperial de la Comunidad de Madrid, constituido alrededor de los caminos que utilizaba Felipe II en sus desplazamientos desde Madrid hasta el Monasterio de El Escorial.
La historia de Valdemorillo se vincula a la desaparecida aldea de Valmayor, de la que apenas quedan constancias, más allá de la utilización de su topónimo para designar al embalse homónimo, así como a una ermita. Ambos núcleos urbanos desarrollaron una intensa actividad ceramista, dada la existencia de abundantes yacimientos arcillosos en la cuenca del río Aulencia.
Durante la Edad Media, Valdemorillo integraba varias fábricas de tejas, ladrillos y cacharrería, al tiempo que sus montes eran utilizados como cazaderos por diferentes reyes castellanos, caso de Juan II y Enrique IV.
La construcción del Monasterio de El Escorial, en el siglo XVI, fue mal recibida por los lugareños, que vieron cómo parte de sus tierras eran absorbidas por el Real Sitio y las aguas de sus arroyos desviadas a los jardines y fincas escurialenses.
En cualquier caso, los beneficios conseguidos fueron mucho mayores, ya que enseguida floreció una potente industria hostelera, que cubría las necesidades de pernoctación de los obreros, funcionarios y cortesanos que se dirigían a El Escorial desde Madrid.
El 2 y 3 de febrero de 1574 el pueblo dio cobijo a la comitiva que portaba los restos mortales del emperador Carlos I, padre de Felipe II, que iban a ser trasladados al panteón real del Monasterio de El Escorial.
Durante el reinado de Felipe III, se construyeron tres pabellones de caza en los parajes de Valdequemado, de la Casa del Pino y de la Casa de los Llanos, para uso real.
En 1628, Felipe IV concedió al pueblo el Privilegio de Villazgo. El siglo XVIII marcó el inicio de la decadencia de Valdemorillo, cuyo término dejó de ser frecuentado por los reyes a efectos cinegéticos. Pese a ello, aún siguió produciendo cerámica, al tiempo que se desarrollaron otras actividades económicas. Es el caso de sus canteras de granito, de las que salieron los sillares de la basílica de San Francisco el Grande (Madrid), y de sus minas de caolín, explotadas por la Sociedad del Aulencia, constituida a mediados del siglo XIX. Esta compañía volvió a activar la economía del pueblo.
En el siglo XX, Valdemorillo encontró en la construcción otra forma de desarrollo socioeconómico, siguiendo los pasos de la mayor parte de los pueblos de la Sierra del Guadarrama. A ello se añadió una incipiente industria centrada en el turismo rural.
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